Actualización a 2024:
Este artículo fue escrito en 2020 pero tiene plena vigencia y explica perfectamente lo sucedido hasta hoy. Desde entonces, el proyecto de la mina ha dejado de ser "a cielo abierto" (cantera) para ser "subterráneo" o en galerías, pero es sólo en apariencias, porque mantiene extensas superficies de escombreras y de tratamientos a cielo abierto, afecciones al acuífero de El Calerizo, destrucciones patrimoniales, etc.
Los años transcurridos nos aportan también nueva información sobre la manifiesta falta de rentabilidad de esta mina en Cáceres, porque resulta imposible competir con los yacimientos a cielo abierto de las multinacionales en Chile, Bolivia y Australia, sin limitaciones sociales, patrimoniales o medioambientales. A fecha de 2024, no se puede explicar el interés en esta mina, salvo que sea por la presión ejercida por lobbies internacionales unida a la falta absoluta de asesoramiento técnico adecuado de las autoridades nacionales, regionales y locales y/o la operación de captura sin escrúpulos de subvenciones europeas.
Más información (últimos datos relativos a la "mina de agua" que es donde está la clave del impacto ambiental generado por la mina):
https://www.elsaltodiario.com/mineria/mina-del-agua-futuro-caceres
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Empezó siendo un globo sonda al que, como muchos, no le di importancia, pero ahora, como cacereño de a pie que huye de plataformas y grupos políticos, me siento indefenso ante la presión que está ejerciendo una multinacional minera que amenaza a nuestro patrimonio natural e histórico, patrimonio que hemos recibido de las generaciones precedentes y que tenemos la obligación de legar a nuestros hijos. Indefenso:
- Porque los políticos (todos) se venderán cuando llegue el momento decisivo. Y si los políticos locales no lo hacen voluntariamente, recibirán directrices desde sus partidos para que lo hagan.
- Porque los responsables de Medio Ambiente han perdido toda credibilidad, por ejemplo, por el asunto de la urbanización de la isla de Valdecañas, donde empezó todo porque ellos dieron el máximo valor a unos eucaliptus plantados en tiempos de Franco y a un embalse, o más concretamente en Cáceres, porque han sido capaces de parar la obra de la muralla por unos "pajaritos" o la de San Francisco por las cigüeñas.
- Porque los responsables del Patrimonio encargados de defendernos son los mismos que votaron a favor de lo del Atrio en San Mateo, del Cubo de Badajoz, etc. En contra no solo de las normas que ellos mismos aprueban, sino del más elemental sentido común.
- Porque los responsables del Urbanismo (Dirección General de Urbanismo de la Junta de Extremadura y Ayuntamiento de Cáceres) han consentido durante décadas la construcción ilegal de chalets en los parajes de la Montaña, e incluso se han puesto de acuerdo todos ellos en dar autorizaciones y licencias a urbanizaciones irregulares como la del mal llamado “Residencial Universidad”.
- Porque los más fervientes defensores de la Montaña son precisamente los propietarios de los chalés irregulares para los que “su casa” no supone un problema para todos, pero la mina en proyecto sí les supone ahora un problema particular a ellos.
Así que, los cacereños normales y
corrientes que cumplimos las normas, estamos solos ante una multinacional
minera que va en serio, con una iniciativa que viene de arriba y que nos puede arrollar.
Todos los cacereños valoramos el
patrimonio histórico de nuestra ciudad y nos identificamos con él. Menos
conocido popularmente es el patrimonio natural de la zona. Pero lo tiene y no
hace falta hacer sesudos estudios (que los hay) para acreditar objetivamente
que cualquier cantera o mina en la zona en cuestión, es incompatible con el valor
patrimonial (natural e histórico) en el entorno de una ciudad que está en la
lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
¡Tiene gracia la ambligonita! (el
mineral cacereño del que se obtiene el litio).
Recuerdo como si fuera hoy cuando
mis profesores de Ciencias Naturales del Instituto El Brocense nos enseñaban en
clase que en Cáceres existía un mineral muy singular: “la ambligonita” e
incluso nos llevaron de excursión a la mina de Valdeflores. Yo fui de los que
entró dentro de las galerías abandonadas para obtenerlo con mis propias manos. Nosotros le
preguntábamos al profesor de Ciencias, ¿y la ambligonita para qué sirve? Nos
contestaba, pues para poco, pero es “muy singular”. Se obtiene litio que es un
elemento que se emplea en medicinas para personas que tienen problemas
nerviosos, también para materiales refractarios y poco más.
Pero llegado el siglo XXI, no sé
si por fortuna o por desgracia, el litio se ha convertido en un elemento
estratégico de primera división, para las baterías con las cuales se está produciendo
el boom de los móviles y generando expectativas para el coche eléctrico. Y
todas las Administraciones (europea, española y extremeña) están deseosas de
encontrar yacimientos para explotarlos y no depender de otros países. Así que
la cosa viene de arriba y va en serio.
Es tan “singular” el mineral que algunos nos hemos hecho con buenas colecciones de minerales simplemente intercambiando ambligonita de Valdeflores con otros coleccionistas del mundo. Es muy bonito además, es una piedra blanca que parece cuarzo y que presenta zonas de un color azul turquesa que a primera vista parece “tiza azul”.
Tan “singular” que, cuando fui a
Londres y visité el Museo de Historia Natural por primera vez (allí han acabado
todas las muestras de minerales explotables descubiertas por el Imperio
Británico), fui a propio intento a visitar la “zona 29” de los minerales “phosphates,
arsenates and vanadates” y, como nos había dicho nuestro profesor de Ciencias
de El Brocense, efectivamente, allí estaba expuesto un fragmento de ambligonita de Cáceres-Spain
“Valdeflorez” (ponía Valdeflorez con “z” en lugar de con “s”, el mismo error
ortográfico que comete ahora en los carteles la multinacional minera).
Naturalmente me saqué una foto con la muestra del mineral cacereño, tan importante que ocupaba una vitrina del museo británico desde el siglo XIX.
Ya en Cáceres, el asunto tiene "mala pinta". La
empresa ha dividido recientemente a la opinión pública cacereña simplemente con
unos carteles publicitarios en los que anuncia 1000 empleos. Eso es una bomba propagandística
en una ciudad en la que nuestros políticos no han sabido presentar una sola
buena idea empresarial tangible en los últimos 40 años, a la que vemos
palidecer día a día simplemente caminando por la calle Pintores. Precisamente,
en un momento en el que la gente (con tasas de paro que van a resultar
insostenibles en 2021) buscará cualquier idea, por peregrina que sea, para
crear esperanzas. Eso lo sabe perfectamente la multinacional y lo aprovechará.
Pero pongamos las cosas en su
sitio:
Para empezar, no se trata de una “mina”,
sino de una “cantera”. Una mina es lo que hay ahora mismo en el valle de
Valdeflores, que se tuvo que abandonar por falta de rentabilidad. ¿Por qué no
siguen excavando por el mismo procedimiento de pozos y galerías? ¡Ah, que así
no es rentable! Bien. Lo rentable es mover una montaña entera, sacar el 2% de mineral y dejarte allí el 98% restante
en un montón. Bien, entonces ya no es una mina, es una “cantera” (a cielo abierto), que es cosa
distinta.
El impacto ambiental de una
explotación de estas características es sencillamente "bestial", como poderse, se puede restituir “un” paisaje,
pero no “el” rico medio natural existente, geomorfológico (cuarcita cacereña), hidrogeológico
(resulta afectado por ejemplo una de las subcuencas del acuífero de El Calerizo que dio
origen a los primeros asentamientos paleolíticos conocidos, hace 66.000 años en las cuevas de Maltravieso, El Conejar...), florístico
(hay orquídeas salvajes casi únicas), paisajístico… Sencillamente porque, al
mover la montaña, desaparecen estructuras, suelos, etc, imposibles de restituir
a su estado natural. Conviene tomar conciencia de ello, porque cuando los ecologistas
nos lo recuerden, ya nadie les creerá. Como en la fábula de “¡que viene el
lobo!”. Porque la LOGSE ha socavado a la inteligencia media y no van a faltar
incautos que confundan (¿interesadamente?) una montaña natural con un montón de
escombrera tapizado en verde.
Para terminar, un poco de
historia: Nos enfrentamos a una multinacional australiana (que ha puesto de
ariete a nombres de empresas y responsables de por aquí). Los australianos son
en realidad los descendientes de colonos británicos (en su mayoría condenados a la deportación) que aniquilaron a la
población aborigen para quedarse en un territorio que descubrieron por primera
vez los españoles (se llama Australia por “los Austrias”). Los aniquilaron por
diferentes métodos, no en el siglo XVI, sino hace “4 días”, incluso en los años
40, acabada la Segunda Guerra Mundial, estaban en plena faena, por ejemplo,
entregando a la población aborigen ropa con viruela para la que no tenían
defensas, poniéndoles inyecciones que les dejaban estériles, o matándolos
salvajemente. Hay evidencias, la aniquilación ha sido tan reciente que incluso se cuenta en los periódicos británicos. ¿Qué parece exagerado o no nos lo creemos? El resultado se aprecia fácilmente buscando
en internet la foto de la selección australiana del deporte que queramos. Si vemos a alguno/a que no tenga esa piel sonrosada que se les pone a los ingleses al
sol, entonces estaré equivocado. Los británicos históricamente no han construido
nunca patrimonio en los terrenos que han explotado, más allá de la “cabaña del
tío Tom” o infraestructuras precisamente para sacar los recursos del territorio. Tampoco han
tenido respeto por el patrimonio que encontraron (que normalmente era español).
Conclusión a la que quiero llegar: que no es inteligente confiar en que vayan a
respetar nuestro patrimonio o en que vayan a dejarnos migajas por la explotación
del litio.
Y a eso es a lo que nos
enfrentamos. Te sientes como un indio en su reserva ante la nueva “fiebre del
oro”. Los medios habrán cambiado, pero el objetivo es el mismo: la explotación
de un territorio (patrimonial además) que no es suyo. Es español y esta vez es de Cáceres.
José-Carlos Salcedo.
Dr. Arquitecto urbanista.
Especialista en impacto ambiental de las obras de ingeniería.
Especialista en ordenación del territorio y desarrollo sostenible
Profesor del Departamento de Construcción de la UEX.