Aldea Moret: de paisaje integrado a patrimonio dilapidado

CAMPESINO FERNÁNDEZ, Antonio-J.
Poblado y complejo minero-industrial de Aldea Moret: de paisaje integrado a patrimonio dilapidado.
En Piedras con raíces. La revista de nuestra arquitectura vernácula, nº 15, otoño, Asociación por la Arquitectura Rural Tradicional de Extremadura (ARTE), Cáceres, 2006, pp. 4-12. ISSN: 1696-9499.

Minería de fosfatos, ferrocarril, actividad industrial y poblado minero conforman el complejo minero industrial centenario de Aldea Moret (1860-1960) en la periferia meridional de la ciudad de Cáceres, un espacio de la memoria urbana colectiva cuyas imágenes actuales de abandono, deterioro, destrucción y aniquilación premeditada por la ola urbanizadora constituyen una afrenta histórica al patrimonio cultural (minero, industrial, urbanístico, arquitectónico y ambiental).


1. EL POBLADO MINERO DE ALDEA MORET

La mano de obra rural de la provincia de Cáceres que en el sexto decenio del siglo XIX inmigró hasta Aldea Moret, atraída por la “fiebre de los fosfatos” con el sueño de superación del jornalerismo medieval endémico, se encontrará con la inexistencia de alojamientos para albergue de los mineros y de sus familias.

Fotografía 1: VIVIENDAS OBRERAS EN POZO ESMERALDA.



En 1865, las explotaciones mineras de la sociedad local “La Fraternidad”, generarán los primeros asentamientos, espontáneos y dispersos, de infraviviendas autoconstruidas en línea por los propios jornaleros junto a los pozos Esmeralda y San Salvador, dando lugar al primigenio barrio de las Minas del Calerizo, adscrito a la parroquia cacereña de San Juan. Esta conjunción de lugar de trabajo y residencia en los inicios de la revolución industrial siempre reportó beneficios empresariales por el control de los mineros, por la implantación de alquileres a cuenta de un porcentaje del eximio salario y por la sumisión laboral ante el riesgo de pérdida de la preciada habitación.

Entre 1860 y 1970, las reivindicaciones laborales obreras se tradujeron en mejoras habitacionales, tanto del espacio físico habitable, como de los materiales constructivos y de la organización concentrada de los inmuebles, que en Aldea Moret se reflejarán en la génesis del Poblado Minero, con una feligresía de 150 vecinos aglutinadas en torno a la parroquia de San Eugenio (1883-1886), ubicada en un extremo meridional del mismo.

Fotografía 2: IGLESIA DE SAN EUGENIO (1883-1886).

Pese a mantenerse los núcleos iniciales de habitación dispersa del barrio de Las Minas, el nuevo poblado minero de Aldea Moret, dentro del término municipal de Cáceres a 3 km al SW de la capital, al sur del cerro de Cabeza Rubia, entre los cerros de las minas La Estrella y San Salvador y en el pago denominado Dehesa Real de las Corchuelas emerge con carácter oficial como extrarradio de Cáceres en el censo de población de1887, tomando el nombre de su discutido “patrono protector”, Segismundo Moret y Prendergast y consolidándose hasta los años treinta del siglo XX.

1.1. Trama urbana

El poblado minero de Aldea Moret conformó en Cáceres la materialización teórica del utopismo socialista: hábitat alejado de la ciudad, en medio de la naturaleza objeto de explotación productiva, donde compaginar residencia y trabajo de auténtico proletariado minero-industrial con tareas agrícolas de subsistencia a tiempo parcial. Un modelo habitacional de colonia obrera, planeada ex novo, al lado de la vía férrea, individualizada de los primitivos asentamientos dispersos e íntimamente unida a las instalaciones mineras, que heredarán las distintas empresas propietarias del coto.

Un conjunto armónico de poblado-factoría de corte paternalista anglosajón, fundamentado en las teorías habitacionales del socialismo utópico francés e inglés, pionero en el desarrollo del formato de Ciudad-Jardín (Garden City) “cada obrero en una casa y en cada casa un huerto y un jardín”, que defendería Arturo Soria y Mata en su teoría de la Ciudad Lineal de Madrid (1882), y más tarde Ebenezer Howard en Letchworth (1898). Producción y residencia integradas en la naturaleza, conquista obrera de sustitución de barracones colectivos por vivienda unifamiliar en presencia constante de vegetación y dotación de ferrocarril como moderno elemento de transporte para el desplazamiento diario a la ciudad.

Con diseño urbano de arquitectura paisajista y planos originales redactados en francés, constituye una aportación patrimonial al urbanismo español, extremeño y cacereño del último tercio del XIX, jamás reconocida por la sociedad cacereña y, en consecuencia, despreciada y masacrada. Se anticipó en treinta años a la promulgación de la Ley de Casas Baratas (1911) y en medio siglo a su materialización en el barrio de Peña Redonda (1930), primer barrio obrero cacereño planeado, pero sin equipamientos, ni servicios. Constituyó la antítesis de los núcleos de extrarradio como espacios del proletariado industrial, esa clase inferior que debía vivir alejada del centro para que los signos de pobreza no perturbaran la tranquilidad, el orden y la dignidad de las clases acomodadas. 

Fotografía 3: PLANTA DEL POBLADO MINERO DE ALDEA MORET.

Cuatro calles longitudinales, de sensible orientación norte-sur, paralelas entre sí, con nombres como Santa Cristina, Real, Santa Isabel y Abundancia, aparecen en el plano cortadas por las trasversales de Santa Eulalia y San Eugenio y con la plaza Madrid, generando una retícula ortogonal. Nombres que ya no eran los originarios, al haber sido modificados en 1929, como en el caso de la plaza de la rebautizada plaza Madrid, conocida hasta entonces como de Alfonso XII.

La Real, como denota su apelativo, seguía siendo la arteria principal que hilvanaba en línea los equipamientos básicos: economato, escuelas laboratorio y espacio público de plaza Madrid, para desembocar en la cabecera de la iglesia de San Eugenio. La calle Abundancia discurría en paralelo y cerraba a poniente el poblado, en contacto con el parque espectacular, arbolado y ajardinado, y con los campos de fútbol y baloncesto.

Su trazado reticular con calles trazadas a cordel, de tierra apisonada, aceradas, para ser recorridas a pie, porque la inmediata proximidad a la explotación no requería de transporte alguno, de anchura superior a la altura de las viviendas que las flanqueaban (todo un ejemplo a seguir por los pseudos-urbanizadores al uso), evidencia ese sentido medioambiental del higienismo decimonónico finisecular, heredado del socialismo utópico, que el insigne ingeniero, arquitecto y urbanista Ildefonso Cerdá había sintetizado en su lema: “Urbanizad el campo, ruralizad la ciudad, repletam terram”, de búsqueda de la insolación, aireación y ventilación, con alcorques y arbolado público añadido al verde privado de cada vivienda (jardín y huerto), y con posterior instalación de farolas de hierro forjado para el alumbrado. 

Fotografía 4: VIALES ANCHOS A CORDEL; ACERAS Y ARBOLADO.

1.2. Arquitecturas

Sobre el manzanero y parcelario regulares se construyeron dos tipologías de viviendas: las unifamiliares domésticas de una planta, con fachada de entre 5 y 8 metros, puerta y una o dos ventanas, paramentos de cantería, ladrillo, enfoscados y cubierta a dos aguas. Poseían entradas independientes, jardín en fachada retranqueada o en trasera y adosadas a la inglesa back to back (espalda con espalda) mediante patio trasero con presencia de algunos huertos, para satisfacción de las necesidades alimenticias básicas y edificios aislados de cuadras para vacas y cochinos. Por lo general las fachadas de la calle Abundancia orientadas a poniente estaban retranqueadas con presencia de jardín delantero. Pese a no ser un paraíso habitacional por las duras condiciones laborales de la actividad minera (silicosis, accidentabilidad) y el nivel económico diferenciado de sus productores, los estándares de habitabilidad eran absolutamente inéditos e impensables en el Cáceres.decimonónico, aquejado de falta de vivienda obrera y de exceso de alquileres usurarios.

Fotografía 5: TIPOLOGÍA HABITACIONAL OBRERA Y TAMAÑO PARCELARIO.

Las viviendas para ingenieros, al otro lado de la vía férrea, de dos plantas reflejaban en su estructura y composición arquitectónica la diferenciación del status socio-productivo. Tres bloques exentos de dos plantas con sólida estructura constructiva en medio de un espacio verde y arbolado, de los que se conservan dos. Completaban las tipologías edificatorias los contenedores de la iglesia y casa parroquial, escuela, economato, botiquín, laboratorio y edificios de oficinas técnicas, talleres de dibujo, administración y trabajos topográficos.

Fotografía 6: VIVIENDAS PARA INGENIEROS, AL OTRO LADO DE LA VÍA FÉRREA.

La dinámica demográfica fluctuante del poblado minero de Aldea Moret discurre paralela a los avatares y coyunturas económicas del complejo minero-industrial, con reflejo en el Cuadro 1: los 340 habitantes de 1887, se redujeron a 177 habitantes en el censo de 1896, por efecto de la crisis de 1892 que dejó paralizó la explotación minera entre 1893 y 1899, para despertar el letargo en la segunda década del siglo XX por el efecto dinamizador de la demanda internacional de fosfatos durante la primera guerra mundial. La unidad del poblado se romperá a partir de 1930 cuando el Ayuntamiento promueva la autoconstrucción de la Barriada Nueva, al otro lado de la vía férrea, sin pérdida de su individualidad. Los expedientes de crisis de 1960 y 1974 producirán el cierre definitivo del complejo minero industrial, reduciéndose los efectivos poblacionales a la docena larga de familias actuales, que mantienen habitadas viviendas de antiguos jubilados mineros.

Cuadro 1
EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DEL POBLADO DE ALDEA MORET
Fuente: Ayuntamiento de Cáceres. Censos de Población.
* Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Coria. Población del Barrio de Las Minas.
** Estimación de número de almas (multiplicador de 3 habitantes x vecino).

1.3. Servicios

Dotaciones y equipamientos comunitarios como la iglesia de San Eugenio (1886) -elemento aglutinador de la feligresía, pese a su posición excéntrica en el poblado-, escuelas, economato, laboratorio, almacén general, cantinas y estación de ferrocarril, conferían al poblado minero, popularmente conocido como “El pueblito” el carácter de una célula poblacional autónoma de ciudad minera en miniatura.

Fotografía 7: LABORATORIO EN CALLE REAL.

El agua utilizada en las viviendas se acarreaba a cántaros por las mujeres (a la cabeza o al cuadril) y por los hombres en aguaderas a lomos de caballerías para su consumo o venta desde la llamada “Fuente Santa”, situada a 1,5 km del poblado en las estribaciones del cerro de “Romanos”, de excelente calidad y contenido religioso, dada su proximidad a la ermita de Santa Lucía. A orillas del arroyo “Alcor de Santa Ana” lavaban las ropas las mujeres del poblado. En el poblado existían media docena de fuentes para el consumo.

1.4. El poblado ferroviario de Aldea Moret

El ramal del ferrocarril Madrid-Cáceres-Portugal que se tendió desde la estación de Arroyo-Malpartida hasta Aldea Moret y Cáceres, llegó a las minas el 28 de junio de 1880. La presencia del ferrocarril en Aldea Moret, antes que en la propia ciudad, como obligada estación de paso de tráficos hacia Cáceres -porque sin la minería de fosfatos la ciudad se habría quedado completamente descolgada del trazado de la línea férrea Madrid-Valencia de Alcántara-Lisboa-, fue posible por la existencia del yacimiento de fosforita, mineral inicialmente exportado en bruto a Lisboa para su distribución a los mercados extranjeros, que será más tarde elaborado y convertido en superfosfato a pie de yacimiento, generando el complejo minero-industrial de Aldea Moret, inédito en una Extremadura ruralizada, subdesarrollada e incomunicada, ajena a la revolución industrial y de los transportes. 

Tráficos de fosforita, carbón, piritas y superfosfatos enriquecieron los tonelajes de graneles que recalaron en la estación periurbana de Aldea Moret, con las opciones para los potenciales viajeros de movilidad, urbana, provincial, regional e internacional (Madrid-Lisboa). La estación de Aldea Moret fue ampliada durante la guerra civil para dar cabida a los movimientos de tropas del golpe de estado fascista. Con edificio de viajeros y muelles de embarque ocupaba una superficie ligeramente superior a 2 ha (20.200 m2).

Dentro de la tipología de poblados ferroviarios españoles, establecida por los especialistas en la materia, el de Aldea Moret (1881) es conceptuado como barrio ferroviario mixto (BFM) al estar íntimamente asociado a la actividad minera.

Fotografía 8: ESTACIÓN DE ALDEA MORET. DESTRUIDA EN 2006.

La morfología básica del poblado ferroviario-minero de Aldea Moret responde al modelo de “entrevías”, por la disposición de las viviendas encerradas entre las propias vías del complejo, el más irracional y más precario desde la óptica urbanística dada su antigüedad, por cuanto las vías constituyen un peligroso y molesto obstáculo de segregación de las zonas habitadas, pero el más rentable para el empresario minero-ferroviario Segismundo Moret, al que se le dedicó una calle que aún mantiene su apellido en el centro histórico de la ciudad por la generosidad de haber traído el ferrocarril a Cáceres, cuando en realidad lo trajo, pero a su explotación minera.

Como atestigua el Cuadro 2, la dinámica del BFM de Aldea Moret es también reflejo directo de los avatares de la explotación minera con la que se encuentra íntimamente unido:

Cuadro 2
POBLACIÓN DE HECHO DEL POBLADO FERROVIARIO DE ALDEA MORET
Fuente: Cuellar, D.; Jiménez, M.; Polo, F. Historia de los poblados ferroviarios… pp. 50 y 336.
Elaboración propia.

Por desgracia la centenaria estación de ferrocarril de Aldea Moret es ya una imagen de la memoria, al haber sido destruida en 2006, junto a las viviendas anexas, la caseta de guarda-agujas y la báscula de pesaje.


2. DE PAISAJE INTEGRADO A PATRIMONIO DILAPIDADO

El paisaje integrado de Aldea Moret fue la síntesis de relaciones causales entre explotación minera, desarrollo industrial, transporte ferroviario y uso habitacional. Dentro del conjunto, las tipologías arquitectónicas definían perfectamente cada uno de los usos en el territorio, adaptándose a las funciones específicas: pozos mineros, industrias transformadoras, ferrocarril y poblado minero. Las tipologías edificatorias en este ámbito minero-industrial arruinado mantienen aún contenedores de extracción, transformación y almacenaje en flagrante deterioro físico.

2.1. Situación urbanística-arquitectónica

Junto al poblado minero, con su integridad rota por demoliciones sucesivas de edificios de servicios y de viviendas, podemos consignar como reliquias la docena de viviendas que aún mantienen en pie los residentes, las viviendas para ingenieros, la iglesia de San Eugenio, el rehabilitado castillete de la bocamina “La Abundancia” y el nuevo almacén de superfosfatos de 1957 en proceso de rehabilitación.

La adquisición de todo este espacio por la empresa constructora Placonsa en 1990 favoreció la desintegración de todo este paisaje, voluntariamente cercenado, mediante la destrucción sistemática de instalaciones, talleres, almacenes, naves, equipamientos y viviendas del poblado minero, dilapidando patrimonios y señas de identidad de una actividad minero-industrial centenaria.

El poblado minero se encuentra dentro de la clasificación de Suelo Urbano (SU) del aún vigente Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobado el 28 de octubre de 1998. Conforme al plano de gestión, queda enclavado en el área de reparto RT-1 en el distrito de Aldea Moret 07, semidistrito Riotinto 0708, en el que se incluye el uso residencial tipo 4 y el equipamiento comercial tipo 1.

El Pleno del Ayuntamiento de Cáceres, en sesión del 15 de abril de 2004 acordó viable la transformación urbanizadora de la Unidad de Ejecución RT-01 “Río Tinto”, determinando la gestión indirecta mediante sistema de compensación. 

La Agrupación de Interés Urbanístico de la Unidad de Ejecución presentó el Programa de Ejecución de la Unidad al Ayuntamiento que, mediante Resolución de 20 de julio de 2006, aprobó inicialmente el Estudio de Detalle y el Proyecto de Reparcelación RT-01 “Río Tinto”, abriendo un período de información pública de veinte días durante el mes de agosto para la formulación de alegaciones.

La empresa constructora Pronorba, actual propietaria, pretende la urbanización intensiva de una superficie de 28,5 ha, bajo el incomprensible y descontextualizado nombre de “Residencial Sierra de San Pedro”. Una intervención proyectada hace más de una década y afectada por un proceso contencioso que tardó tres años en resolverse y que se retoma de nuevo con la pretensión remodeladota de ubicar siete nuevas manzanas sobre una superficie de 13.885 m2, con edificabilidad de 16.662 m2 que permitiría levantar un centenar de viviendas unifamiliares sobre la trama actual del poblado minero. 

La zona tiene una serie de parcelas con edificios industriales que la propiedad tendrá que ceder al Ayuntamiento como espacio verde, dentro de las cuales se encuentran los edificios más representativos del complejo industrial.

2.2. Patrimonio minero-industrial

El complejo minero de Aldea Moret llegó al siglo XXI en estado de abandono y deterioro de los numerosos pozos de explotación: Abundancia, La Aragonesa, Cacereña, Las Camelias, La Carvajala, La Casualidad, Comercio, Cuco, Demasía, Eloisa, Esmeralda, Esperanza, La Estrella, La Exploradora, La Flor de Extremadura, La Imposible, Industria, La Labradora, El Lucero, María, María Estuardo, Moctezuma, No la necesito, La Perla, San Antonio, San Eugenio, San Salvador, Santa Teresa, Victoria, Yeineo. Los pozos con mayor impacto paisajístico como hitos de la explotación y mayor relevancia económica fueron: La Abundancia, La Esmeralda, San Salvador y María Estuardo. En 1956 se explotaban 34 pozos con empleo de 500 trabajadores. La imagen externa de castilletes con torres y diferentes pisos, se transmitía hacia el interior mediante pozos verticales y galerías horizontales. 

Fotografía 9: POZO ESMERALDA.

Con respecto al patrimonio industrial, a partir de 1913 se incrementó el parque de los primitivos talleres con la creación de los modernizados talleres auxiliares (calderería, fundición y carpintería) que formaban parte de la cadena productiva. En 1960, la explotación minera de fosfatos contenía el siguiente patrimonio industrial: depósitos de agua; fábrica de superfosfatos, anterior a 1913; nuevo almacén de superfosfatos (1957); edificios de electrolisis; hornos automatizados para el tostado de piritas; dos cámaras de plomo; dos instalaciones para la obtención de ácido sulfúrico, con dos baterías de hornos-cuba, contando cada una con los correspondientes equipos auxiliares de preparación de ácido, obtención de ácido nítrico, arrime de pirita y extracción de cenizas; planta para la obtención de cobre con cáscara y electrolítico, y almacén de fosfatos con cintas móviles. Al desguace de la instalación de ácido sulfúrico en 1971, sucedería la de la nave de fosfatos (construida por entero en madera de pino Flandes de origen sueco por técnicos belgas, franceses e ingleses, única en su género en España), junto a otras 4 naves de madera (entre la que destacaba por su altura la fábrica de ácidos), la demolición de las centrales eléctricas en 2000, la torre de refrigeración… Perduran los esqueletos de hormigón armado y piedra dispersos por la zona, que albergaron grandes naves industriales de varias plantas.

Fotografía 10: PAISAJE INDUSTRIAL DESMANTELADO.

Fotografía 11: ALMACÉN DE SUPERFOSFATOS. MADERA.

Fotografía 12: ESTRUCTURA INTERNA EN PINO FLANDES.


3. PROPUESTAS DE REHABILITACIÓN

No deja de maravillarme, tras décadas de experiencia en el oficio, el genuino estilo de este país nuestro, todavía llamado España, de dejar arruinar el patrimonio o contribuir con premeditación, alevosía y desprecio cultural a su ruina legal, mediante el viejo sistema de construir destruyendo, para luego tratar de redimirlo de sus cenizas en el mejor de los supuestos posibles (léase Granadilla, sin ir más lejos).

3.1. Aldea Moret en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial

Ante las evidentes muestras de falta de valoración patrimonial, destrucción y amenaza de desaparición del patrimonio industrial, como legado de nuestra historia más reciente, la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Educación y Cultura, a través del Instituto del Patrimonio Histórico Español, aborda en el año 2000 el Plan Nacional de Patrimonio Industrial (PNPI), entendiendo por tal “el conjunto de elementos de explotación industrial generado por las actividades económicas de cada sociedad que responde a un determinado proceso de producción y a un sistema tecnológico concreto, caracterizado por la mecanización dentro de un determinado sistema económico”, para su preservación y regeneración.

La precariedad de conservación de este ingente patrimonio se justifica por su golosa ubicación en áreas de expansión periurbana con alto valor del suelo y fuerte presión inmobiliaria, su régimen de tenencia de grandes superficies en manos de un único propietario, el desprecio por las ruinas industriales y la carencia de sensibilidad social y de las administraciones públicas por dicho patrimonio, las dificultades que plantea una recuperación integral de los elementos originales y la disparidad de criterios técnicos para la conservación, destrucción o derribo.

El soporte legal del PNPI se encuentra en el artículo 3 de la vigente Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español que faculta al Consejo de Patrimonio Histórico para elaborar y aprobar planes nacionales de preservación y conservación del patrimonio histórico español, conforme al artículo 35 de la citada Ley.

En junio de 2001 se abrió el plazo para que las Comunidades Autónomas elaboraran y presentarán el catálogo de bienes del patrimonio industrial, temporalmente comprendidos entre la segunda mitad del siglo XVIII y el comienzo de la automatización, temáticamente afectos a todos los sectores de la actividad industrial (industrias, fábricas, talleres, transportes, etc., como a los conjuntos y elementos arquitectónicos vinculados a la actividad industrial (poblados, viviendas, almacenes, iglesias, etc.), ubicados en su territorio y susceptibles de ser integrados en el Plan, a partir del año 2002, catálogos y bienes que han sido evaluados por la Comisión delegada del Consejo de Patrimonio Histórico Español, que aprobó a principios de marzo un total de 49 bienes industriales repartidos por el territorio español.

Los bienes industriales seleccionados por la Junta de Extremadura fueron: Harinera de Plasencia; Minas de Aldea Moret, y Bodegas de Almendralejo (EP).

Una vez seleccionados los bienes a proteger, el PNPI arbitra las siguientes figuras instrumentales de protección: Inventario General de los Bienes Industriales (IN). Declaración de Bien de Interés Cultural (BIC). Proyectos de Ejecución. Estudios Previos (EP), Plan Director (PD) y Proyecto de Actuación (PRO).

3.2. Mina Abundancia: centro de interpretación de Aldea Moret

La administración patrimonial competente de Extremadura decidió rehabilitar el castillete del pozo Abundancia para albergue del Centro de Interpretación de la minería de Aldea Moret y del proceso industrial de fabricación de abonos fertilizantes, así como tienda-escaparate y centro de información turística de la Vía de la Plata, aula cultural para conferencias, charlas y actos culturales.

Fotografía 13: POZO DE LA MINA ABUNDANCIA.

Fotografía 14: CASTILLETE DEL POZO ABUNDANCIA.

Proceso administrativo complejo, dado que el edificio y el terreno del entorno circundante eran propiedad de la empresa constructora Placonsa que debió ceder al Ayuntamiento. 

En el año 2003 la Consejería de Cultura, Dirección General de Patrimonio (Oficina de Gestión Alba Plata, Subproyecto 14-15) de la Junta de Extremadura, encargó del Proyecto de Ejecución y del Anteproyecto de Musealización para la Rehabilitación del Pozo de Extracción de la Mina Abundancia como Centro de Interpretación en Aldea Moret, al equipo dirigido por la arquitecta cacereña Beatriz Montalbán Pozas, del que formé parte como geógrafo urbanista. El centro de interpretación, ubicado sobre el edificio rehabilitado del pozo de la mina Abundancia, tras el cambio a uso cultural, comenzó su funcionamiento en el año 2004.

Fotografía 15: EXTRACTO DEL PROYECTO DE REHABILITACIÓN, DE LA ARQUITECTA BEATRIZ MONTALBÁN POZAS (ABRIL, 2003).

3.3. Nuevo almacén de superfosfatos (1957)

Sobre el nuevo almacén de superfosfatos de 1957, mal llamado edificio Embarcadero, con menor valor patrimonial del conjunto industrial de Aldea Moret, el Ayuntamiento de Cáceres abordó en 2003 una intervención rehabilitadora por valor de 4.076.374,75 €, cofinanciada con fondos de la iniciativa comunitaria Urban, para adecuar el inmueble a usos formativos, culturales y medioambientales con pretensiones de ser inaugurado en febrero de 2007. 

Fotografía 16: NUEVO ALMACÉN DE SUPERFOSFATOS (1957).

El proyecto, adjudicado al estudio de arquitectura de Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano y la construcción la empresa Placonsa, contiene pretensiones de arquitectura sostenible y alimentación por energías renovables, contemplando la parcelación interna de la nave en tres edificios con cinco espacios diferentes (medio ambiente, ocio y tiempo libre, emprendedores, participación ciudadana, y servicios generales), una torre forrada de paneles fotovoltaicos, una pasarela sobre las vías, acordada con RENFE, zona verde y una plaza en el entorno. 

Problemas en la reforma de la cubierta de hormigón, transformada con paneles de vidrio traslúcido y lamas de ventilación, obligaron a incrementar el presupuesto inicial con 579.000 € y las complejas excavaciones de 3,5 metros y extracción de 12.000 m3 de roca caliza están difiriendo el proyecto y encareciendo su realización, al demandar un nuevo informe técnico la cantidad de 850.000 € suplementarios.

3.4. Europan 8

Al Salón Europeo de la Arquitectura Europan 8, “Urbanidad Europea y Proyectos Estratégicos” se presentaron en 2005 proyectos de jóvenes arquitectos, entre los que se encontraba seleccionado Aldea Moret, dentro del grupo de trabajo denominado “Reciclar el tejido-Reforzar los barrios existentes”, con el objetivo de rehabilitación integral de esta barriada cacereña. Resultaron ganadores los arquitectos afincados en Barcelona Cristina Goberna de Sevilla y Urtzi Grau, de Bilbao con un proyecto de reordenación y regeneración social, económica y ambiental de la barriada, que llevará aparejado como premio la realización del Plan Especial de Reforma Interior y Mejora.


4. ESTRATEGIAS PRESENTES Y FUTURAS

Conocido el Programa de Actuación Urbanística del residencial proyectado sobre los despojos del poblado minero de Aldea Moret, el miércoles 30 de agosto de 2006 se constituyó en el Ateneo de Cáceres la Plataforma “Salvemos el Poblado Minero”, integrada por los vecinos, residentes numantinos del mismo, asociaciones vecinales, Adenex, profesionales universitarios y colectivos ciudadanos opuestos frontalmente a que la urbanización Sierra de San Pedro de la constructora Pronorba (Agrupación de Interés Urbanístico) con sus 2.000 viviendas, en connivencia con el Ayuntamiento, arrase el poblado minero, planteando la burda conservación de la trama viaria, ampliada, para implantar sobre ella una trama parcelaria renovada de viviendas unifamiliares.

Se presentaron alegaciones al Proyecto de Reparcelación contenido en el Programa de la Unidad de Ejecución del Ayuntamiento, demandando la conservación y rehabilitación integrada del poblado por su condición patrimonial (ya que el Plan General Municipal -PGM- en revisión y con aprobación inicial tan sólo le adjudica protección ambiental), elevándose a la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura la demanda de incoación del expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural, al tiempo que se inició la campaña de concienciación ciudadana y recogida de firmas de apoyo.

Una vez más, nos vemos obligados a movilizar una nueva plataforma ciudadana en defensa del patrimonio cacereño dilapidado, capital no renovable de unas señas de identidad perdidas de manera inconcebible por una ciudad del Patrimonio Mundial (1986) que aspira a ser Ciudad Europea de la Cultura en 2016 ¿Pero, de qué cultura?


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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- CABELLO RODRÍGUEZ, María Paz. Barruelo de Santullán. La crisis de un núcleo minero. Universidad de Valladolid, Valladolid, 1983.
- CAMPESINO FERNÁNDEZ, Antonio-José. Estructura y paisaje urbano de Cáceres. Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, Delegación de Cáceres, Cáceres, 1982. 374 pp.
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- CUÉLLAR, Domingo; JIMÉNEZ, Miguel y POLO, Francisco (Coords.). Historia de los Poblados Ferroviarios en España. Fundación de los Ferrocarriles Españoles, Madrid, 2005. 398 pp.
- DOMÍNGUEZ PEDRERA, María del Carmen. “


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NOTA DE EDICIÓN


Trabajos como el de este artículo dieron sus frutos y el 20 de mayo de 2011, la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura, declaró el poblado de Aldea Moret (Decreto 92/2011, publicado en el DOE nº 101, del 27 de mayo) Bien de Interés Cultural, con la categoría de Lugar de Interés Etnológico.

EXTRACTO DEL D.O.E. DE LA DECLARACIÓN DE BIEN DE INTERÉS CULTURAL.
PLANO DE ZONAS Y EDIFICIOS DECLARADOS