Cavidades naturales y antrópicas de El Calerizo de Cáceres. Riesgos geotécnicos y soluciones constructivas

SALCEDO HERNÁNDEZ, José-Carlos. Arquitecto.
Cavidades naturales y antrópicas en El Calerizo de Cáceres. Riesgos geotécnicos y soluciones constructivas.
Comunicación en el 2º Congreso Extremeño de la Construcción "La vivienda y su entorno". Publicado en las actas del congreso. BA-105-2000. Don Benito (Badajoz), 23 y 24 de marzo de 2000.

Se ha escrito mucho sobre los riesgos geotécnicos del núcleo de roca calcárea del Sinclinal de Cáceres, conocido como “El Calerizo”, desde unos primeros trabajos excesivamente alarmistas de los años 80, consecuencia de que no se realizaran los necesarios estudios del terreno para la construcción de edificios. Años más tarde y ya con los terrenos de la zona totalmente ocupados por la ciudad sin haber tenido en cuenta estos riesgos (El Perú, Moctezuma, Los Fratres, Nuevo Cáceres…), se publicó este trabajo, que es la síntesis de un proyecto de investigación más amplio. En él se clasifican, considerando todos los estudios geológicos y geotécnicos anteriores, las cavidades del terreno desde el punto de vista de los riesgos reales que producen, así como las soluciones que pueden adoptarse en el diseño estructural de los edificios.

A mis dos profesores de Ciencias del Instituto "El Brocense",
Alfonso Mora y Juan Gil (geólogos), que me enseñaron a saber mirar debajo de la superficie del terreno
y que a primeros de los años 80, cuando ni los arquitectos ni la Universidad nos dedicábamos a esto,
supieron dar con responsabilidad y sin alarmismo un diagnostico certero
de qué pasaba (y pasa) en "El Calerizo" de Cáceres.


La zona de Cáceres conocida como “El Calerizo” es una extensión de 15 Km2 al Suroeste del núcleo urbano, constituida por una roca calcárea. En ella la cimentación se ve dificultada por la existencia de diversos tipos de cavidades naturales (en arcilla o en roca) y antrópicas (labores mineras abandonadas de Aldea Moret).

A partir de los años 50 El Calerizo ha venido siendo una de las zonas de mayor expansión urbana, tendencia que ha sido consolidada por el nuevo Plan General de Ordenación. Dejando a un lado la conveniencia o no, desde un punto de vista urbanístico, de extender la ciudad hacia un enclave de conocidos riesgos asociados a la cimentación de edificios, se plantea la necesidad de que las construcciones cuenten con las condiciones de seguridad exigibles. Cáceres es además la única ciudad española que se asienta sobre una zona de las características que se analizan en este estudio, con una problemática específica, para la que no pueden extrapolarse estudios de otras regiones.


1. DIFERENCIACIÓN ENTRE CAVIDADES NATURALES Y ANTRÓPICAS

Las oquedades que presenta el terreno en la zona de El Calerizo – Aldea Moret, pueden dividirse desde un punto de vista constructivo en: naturales en roca, naturales en arcilla y antrópicas (Minas de Aldea Moret).

1.1. Cavidades en roca

Producidas por un proceso geomorfológico de carstificación que actúa sobre rocas calcáreas, produciendo su erosión superficial y/o profunda por efecto del agua de lluvia o freática, en presencia de aire.

El macizo calcáreo cacereño sufre una carstificación embrionaria, que no ha alcanzado, en general, un desarrollo importante. Esta es la conclusión del análisis de los numerosos estudios geológicos y geotécnicos realizados en el área y del estudio de los cortes de la roca, tanto en los movimientos de tierra de edificios, como en las canteras de la zona.

Las razones por las que la carstificación no ha alcanzado un grado importante son básicamente dos: La composición de la roca y el clima. Aunque a la roca de El Calerizo se la conoce comúnmente como “caliza”, según los últimos estudios[i], se trata de una dolomía calcífera, roca que es menos carstificable que la caliza. En cuanto al clima, para que exista una carstificación importante son necesarios climas lluviosos y la existencia en profundidad de grandes corrientes subterráneas, que no se han producido en tiempos geológicos recientes. Por todo ello, la carstificación de la roca se encuentra en un período casi paralizado en la actualidad, que tan solo permanece más activo en las rocas que afloran y están expuestas al agua de lluvia.
  • Carstificación superficial de la roca
Se trata de la erosión de la roca producida en la superficie por el agua de lluvia. Es lo que geomorfológicamente se denominan lapiaces (o lenares), dolinas, etc. Se producen sobre la superficie del terreno una serie de irregularidades en forma de surcos en la roca, que aparece muy alterada y con coloración pardo-negruzca. Este paisaje puede observarse en las laderas de la unidad calcárea: Cerro de Cabezarrubia, Cerro de los Romanos, La Cañada, etc.

  • Cavidades profundas menores
Se trata de oquedades producidas dentro de la roca, sin conexión aparente con la atmósfera. Tienen forma lineal-superficial (galerías, pequeñas simas) o tridimensional (pequeñas cavernas). Se originan por la disolución que produce el agua de lluvia aprovechando las fracturas y los planos de estratificación de la roca. Su profundidad está relacionada con las posiciones del nivel freático.
En el caso de Cáceres, no se tiene constancia de cavidades profundas que superen los 5 m2 de superficie en planta (las cavidades profundas mayores tienen una génesis diferente). Hacia 1980, cuando la ciudad se extendía hacia El Calerizo, se pensó en la existencia generalizada de cavidades profundas. 20 años después, los cortes producidos al terreno para cimentaciones, demuestran que la carstificación de la roca es de menor grado.
 
Estas cavidades pueden ser localizadas mediante métodos geofísicos, pero no con la confianza que se requiere en edificación. Puede realizarse una zonificación de áreas en función del riesgo de su existencia, dependiendo de diversos factores naturales.
  • Cavidades profundas mayores
Se trata de cavidades del mismo tipo que las anteriores pero de mayor tamaño y fácilmente localizables. Se producen en los contactos de roca calcárea con pizarra, por los que penetra el agua de lluvia desde el exterior utilizando el plano impermeable de la pizarra y produciéndose una carstificación mucho mayor. Aunque constructivamente son más peligrosas, sin embargo su localización es más fácil, ya que los contactos rocosos están cartografiados.


1.2. Cavidades en arcilla

Sobre las rocas calcáreas se produce un perfil de suelo de lexiviación, que en lugar de tener espesor milimétrico como en otros suelos, alcanza espesores métricos. Este manto, denominado arcilla de descalcificación es el residuo insoluble que queda como resultado de la carstificación de la roca subyacente. Está formado por una matriz arcillosa de color rojizo que cubre el 85 % de El Calerizo, ofreciendo un paisaje subhorizontal que oculta profundas irregularidades en la roca. Este manto arcilloso tiene una profundidad media de 1 m y máxima de 2 m, aunque en zonas de vaguadas (polje), se han alcanzado 3 m de arcillas (El Marco y Prados del Espíritu Santo).

En estas zonas, desde el origen de la ciudad se tiene constancia de hundimientos en forma de cráteres subcirculares de entre 2 y 3 m de diámetro en planta y profundidad de 1,5 a 2,5 m. Hasta 1982 se pensó que eran debidos a la roca calcárea, cuando en realidad son debidos a la arcilla. Su génesis es la siguiente:

Se cuenta con un importante espesor de arcilla de descalcificación, de 2 a 3 m, debajo de la cual existen conductos cársticos comunicados con el acuífero. Se produce por ellas la entrada de agua del terreno, con el arrastre de arcillas por suspensión y disolución coloidal. Si el espesor de arcilla hubiese sido escaso, este arrastre de material tendría su oportuno reflejo en superficie en forma de dolina (como en La Cañada), cuando por el contrario se tiene un importante espesor de arcilla, se forma dentro de ella (y no en la roca como se creía erróneamente) una cavidad. A medida que el proceso continúa, la bóveda se va haciendo cada vez mayor aumentando su base. En este estado es vulnerable tanto a las vibraciones como a los descensos del nivel freático ya que ante la ausencia del empuje hidrostático, la bóveda puede caer por propio peso.

La formación de cráteres por este fenómeno ha sido mayor en épocas de sequía, cuando se procedía a la sobreexplotación del acuífero a través de las captaciones de El Marco[ii].


1.3. Cavidades antrópicas de Aldea Moret

Los riesgos más importantes en la cimentación de edificios en el área de El Calerizo, no son de origen natural, sino debidos a la acción humana sobre el terreno, relacionados con las explotaciones mineras abandonadas de Aldea Moret y los rellenos de echadizo.

En la unidad calcárea de Cáceres, se encuentran varios diques y filones de fosforita, que se empezaron a explotar entre 1866 y 1875. Producto de esta actividad, resulta la socavación artificial del terreno, tanto a cielo abierto como en profundidad. Estas labores mineras aparecen hoy ocultas en su mayor parte debido a que se procedió, de forma incontrolada al vertido de escombros para “cegar la mina”. Existen zonas aparentemente planas, que ocultan pozos y galerías hasta los 180 m de profundidad, en el caso de Mina Abundancia.

La localización de estas labores mineras no es fácil: existen planos antiguos de las minas, pero con precisión insuficiente para el planeamiento. La proyección en superficie de las minas no coincide con el afloramiento del filón, debido a su buzamiento, con lo que los pozos en algún caso se sitúan a decenas de metros del filón.

2. ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN GEOTÉCNICA

Cuando se inició la expansión de la ciudad hacia El Calerizo, la información que se tenía sobre este terreno era muy escasa, no existía obligación ni costumbre de realizar estudios geotécnicos del terreno de cimentación; en el mejor de los casos se realizaban unas calicatas previas con retroexcavadora. A partir de 1982, conocidos los primeros fenómenos, comenzó a estudiarse el terreno, primero a nivel urbano (estudios geotécnicos globales) y luego a nivel local (estudios geotécnicos de solares). Hoy, la práctica totalidad de los edificios construidos en el área han contado con estudios geotécnicos más o menos precisos y más o menos efectivos. Desde 1999 es por ley obligatoria la realización de estudios geotécnicos para estructuras de hormigón.

2.1. Objetivo del estudio geotécnico

En muchas ocasiones los estudios geotécnicos están desvirtuados, resultando meras copias de unos solares a otros, que no arrojan resultados importantes para el proyecto de la edificación ni contienen acertadas recomendaciones del tipo de cimentación adecuado.

Un correcto estudio geotécnico debe comprender la investigación tanto del suelo como de la roca (in situ y en laboratorio) y la correcta interpretación de los resultados a la luz del proyecto, que es el verdadero objetivo del trabajo. Para que sea realmente efectivo, su contenido debe informar con propiedad del tipo de estructura de cimentación y de supraestructura óptimos, según la naturaleza del terreno.

Debe venir avalado por una campaña de reconocimientos correctamente planificada: calicatas, pruebas de penetración, prospecciones geotécnicas, etc, convenientemente situadas y con ensayos de laboratorio, todos ellos realizados sobre muestras representativas del terreno, para que sus conclusiones puedan ser correctamente extrapoladas.

Sobre El Calerizo, se han realizado hasta el momento estudios geotécnicos tanto a nivel urbano como a nivel de solares. Los estudios geotécnicos urbanos en sus conclusiones, desaconsejan la cimentación de edificios en el área. Algunos de los más relevantes han sido el realizado por el Instituto Geológico (IGME-ITGME) por Abad Fernández o el realizado por INGEMISA en 1984 por encargo de la Junta de Extremadura. En los estudios geotécnicos locales consultados, se detecta una gran profusión de ensayos in situ y en laboratorio, que ofrecen con bastante precisión parámetros ingenieriles para poder cimentar y un buen análisis de riesgos, sin embargo en todos ellos no se concluye en recomendaciones acertadas de diseño de cimientos, casi siempre por la escasa capacitación en estructuras de edificación de sus redactores. Se detecta por tanto que existe una desconexión entre la información geológico-geotécnica obtenida y sus conclusiones prácticas, que debían ser su verdadero objetivo.

Precisamente la dificultad de cimentar correctamente en El Calerizo reside en que la información geotécnica no puede ser totalmente precisa, debido a la propia naturaleza del terreno, lo que implica un riesgo difícil de acotar, que finalmente es asumido por el autor del proyecto.

2.2. Estudios geofísicos por resistividad eléctrica

Uno de los métodos geofísicos que se ha venido utilizando para el reconocimiento del terreno y localización de cavidades es el de resistividad eléctrica. Conviene puntualizar que este procedimiento falsea los resultados en presencia de conductos metálicos, armaduras, etc. Por otro lado interpretaciones inadecuadas de este método geofísico han conducido a clasificar como terrenos con cavidades profundas a zonas con una roca en excelentes condiciones que presentaba sólo carstificación superficial y que excavados los primeros 1 a 2 m no hubieran revestido riesgo alguno para la cimentación.

2.3. Fotografía aérea. Ejemplo de aplicación al caso de la iglesia de Aldea Moret

Un método de información del terreno poco común pero de excelentes resultados prácticos es la consulta de fotografía aérea. Sin mucha dificultad pueden ser obtenidas aerofotografías realizadas en fechas en las que explotaciones mineras, canteras e incluso hornos de cal estaban en funcionamiento. Estas fotografías, de diferentes vuelos, están realizadas a unas escalas que permiten la ampliación de la zona de estudio con precisión suficiente, con lo que se obtiene una información gráfica fundamental sobre cómo estaba el solar antes de que fuera rellenado de escombros. Un caso concreto, de gran interés didáctico, es la información del terreno realizada para la cimentación de la Iglesia de Aldea Moret, actualmente en construcción:

Del reconocimiento del solar no se extraía ninguna información, estando toda su superficie recubierta por material de echadizos. Se desconocían la profundidad del firme y las labores mineras antiguas que pudiera ocultar. En fase de proyecto se consiguió el negativo de una foto aérea de 1956 a escala 1:33.000, de la que se amplió la zona del solar y alrededores a escala 1:100 con bastante precisión. En ella se observaba, superpuesta con la cimentación en papel vegetal, la existencia de un banco de cantera que atravesaba el solar en diagonal (produciendo dos planos de roca a profundidades distintas) y la existencia de cuatro hornos de cal de 3 m de diámetro que ni se sospechaba que existieran.

El estudio geotécnico realizado por una empresa consultora, sin tener constancia de las fotografías arrojaba los resultados de una amplia campaña de perforaciones y sondeos, calicatas, métodos geofísicos, etc, pero no detectó ni los pozos de cal ni el corte de la cantera, por lo que se puede concluir que, en este caso, el estudio geotécnico proporcionó datos que hubiesen conducido a una cimentación inadecuada, con grave riesgo para un edificio público. Sin embargo, la acertada actitud del autor del proyecto completando la información de la fotografía aérea con la facilitada por el estudio geotécnico (parámetros ingenieriles del terreno y profundidad del substrato rocoso), permitió el diseño correcto de la cimentación. 

3. RIESGOS ASOCIADOS A LA CIMENTACIÓN. SOLUCIONES CONSTRUCTIVAS

3.1. Asientos diferenciales

En los terrenos de El Calerizo, cuando la roca no aflora, se encuentra recubierta de un manto de arcilla de espesor variable. Es regla de buena práctica constructiva no cimentar sobre estos terrenos residuales, sino alcanzar el firme a una profundidad mayor. Sin embargo, en zonas afectadas por carstificación superficial, por falta de apreciación de la naturaleza del terreno, podría adoptarse erróneamente como plano de la cimentación un nivel constituido en parte por roca y en parte por arcilla, dando lugar a una cimentación heterogénea.

La roca tiene una tensión de rotura a compresión simple entre 200 y 320 N/mm2. La norma NBE-AE/88 adopta una tensión admisible (muy del lado de la seguridad) de 3 N/mm2. La arcilla sin embargo tiene una tensión admisible extremadamente baja y una gran deformabilidad, para la que podría adoptarse una tensión admisible según la citada norma de alrededor de 0,05 N/mm2, asimilándola a un terreno arcilloso fluido. En estas condiciones, mientras la parte de cimentación fundada en roca tendría asiento despreciable, la parte cimentada sobre arcilla, asentaría de forma exagerada, produciéndose asientos diferenciales que causarían distorsiones angulares seguramente inadmisibles por los elementos constructivos.

Cuando el terreno sobre el que se asienta la edificación tiene riesgo de asientos diferenciales deben adoptarse las siguientes medidas constructivas:
  • Eliminar todo el manto de arcilla, hasta descubrir la roca, dejándola limpia en toda la superficie del solar.
  • Comprobar que no existen cavidades profundas, con lo que al riesgo de asientos diferenciales se le sumaría el de colapso mecánico de cavidades.
  • Excavar en roca hasta la profundidad del plano adoptado.
  • Subir el firme si fuera necesario con hormigón de consistencia fluida o mezclas de hormigón y bentonita[iii].
3.2. Colapso mecánico de cavidades

Este riesgo se produce en la cimentación en roca sobre zonas de cavidades cársticas profundas no localizadas, en las que puede producirse un hundimiento súbito.

Como ya se ha indicado, la carstificación profunda es escasa y con un estudio geotécnico pueden ser localizadas con bastante precisión estas cavidades. Sin embargo hay que considerar que no puede tenerse una confianza del 100%, existiendo siempre el riesgo de contar con alguna cavidad no localizada que pudiera colapsar mecánicamente (por la acción de los cimientos), hidrostáticamente (al descender el nivel freático), o por vibraciones (producidas por voladuras, sismos, maquinaria, etc.).

3.3. Hundimiento de rellenos en labores mineras

Se trata del hundimiento súbito del material de echadizos que rellena las minas. Tras el abandono de la explotación minera, el acuífero (que había sido deprimido hasta los 180 m de profundidad) recuperó su nivel natural, inundando galerías y pozos. Posteriormente, se fueron vertiendo de forma incontrolada durante años escombros y material de excavaciones sobre los pozos y las explotaciones a cielo abierto con la intención de cegarlos. Hoy su localización a simple vista es imposible.

El hundimiento más importante sucedió en 1985, cuando de forma súbita colapsó el material que rellenaba el pozo 180 de Mina Abundancia, produciéndose un cráter de 20 m de diámetro y 25 m de profundidad.
 
El proceso de colapso de estos rellenos se origina por la autocompactación y a la migración que sufre el material que rellena las cavidades. La autocompactación es la consolidación natural del relleno por su propio peso y por la influencia del agua del acuífero, con lo que se produce una recolocación de partículas que disminuye su volumen inicial hasta en un 20 %. La migración es la fuga del material de relleno por efecto del agua hacia las galerías horizontales de la mina que, obviamente, no pueden ser tapadas arrojando material a los pozos.

Todo ello produce una disminución del volumen inicial de escombros arrojado, que no tiene repercusión inmediata en la superficie. Se produce una bolsa de aire dentro del conducto ya que bajo ella el relleno se ha consolidado - migrado y sobre ella, una gran masa de material queda “colgada” de las paredes del pozo, debido a la gran rugosidad de las paredes del conducto, excavadas en roca viva, lo cual produce una importante tensión de rozamiento que mantiene colgada la bóveda natural.

Coincidiendo con épocas de abundantes lluvias, la gran cantidad de arcilla que contiene el material de relleno alcanza el estado tixotrópico, comportándose mecánicamente como un fluido, con lo cual el rozamiento relleno-pared disminuye y la bóveda cae por gravedad produciéndose de forma súbita en superficie un cráter que manifiesta el hundimiento.

Algunos particulares y empresas promotoras cuentan con planos de Mina Abundancia. Se trata de planos antiguos de gran precisión pero sobre los que hay que hacer las siguientes consideraciones: tienen una fecha anterior a la del fin de las explotaciones, por lo que cabe pensar que existen labores mineras que no recogen. Su precisión es suficiente para una explotación minera, pero insuficiente para ser útiles en el emplazamiento de edificaciones. Además, son poco conocidos y no están a disposición pública ni existe copia en ninguna Administración.

En algunos hundimientos sucedidos pudieron resultar determinantes las vibraciones, particularmente las de las voladuras en las canteras de la zona, que se transmiten con facilidad por el substrato rocoso.

No existe solución constructiva (el cegado de pozos es técnicamente imposible), por tanto la mejor actuación es la prevención, zonificando urbanísticamente el área de forma rigurosa para evitar el emplazamiento de cualquier edificación, vía pública, parque, etc sobre la proyección de las labores mineras, con ayuda de estudios geotécnicos, fotografía aérea y planos de las minas.



4. CONSIDERACIONES EN EL DISEÑO DE CIMENTACIONES

Debido a la altísima carga de hundimiento de la roca calcárea y a la superficialidad a la que se encuentra, no es necesario recurrir a cimentaciones profundas en el área de El Calerizo. Por tanto, salvo que se trate de obras con requerimientos estructurales especiales, la cimentación a adoptar será de tipo superficial.

4.1. Las "cimentaciones profundas" no son la solución.

Si se diseñara una cimentación por pilotes, estos tendrían que ser necesariamente perforados debido a la dureza de la roca. Hay que tener en cuenta que si la roca está carstificada, se pondrán en comunicación los taladros de los pilotes con los conductos cársticos, ya que se desconoce hasta qué profundidad está carstificada la roca.

En 1979, se procedió a la construcción de una torre de viviendas de 12 alturas en un terreno que superficialmente era un prado, pero al retirar el suelo vegetal se comprobó que presentaba una fuerte carstificación superficial y profunda (Av. de la Bondad nº 12). En obra, al realizar la excavación y descubrir una roca altamente carstificada, el arquitecto JPP, tomó la decisión de sustituir la cimentación por zapatas del proyecto por una cimentación profunda a base de pilotes perforados (que es el estado de la técnica que se explica en la Escuela). Al proceder al relleno de estos pilotes, el hormigón vertido “fugaba” hacia los conductos cársticos con lo que en muchos casos no se llegaron a colmatar los pilotes y cuando lo hicieron, no se tenía suficiente garantía de integridad. Finalmente, con el asesoramiento del ingeniero estructural EGZ se adoptó la decisión de construir una placa de cimentación encima. Veinte años después, el edificio, construido en parte con zapatas, en parte con pilotes y con una placa en todo el solar, no ha tenido ningún tipo de patología de cimentación. Pero eso sí, los costes de cimentación fueron tan altos, que observamos que a la segunda torre (el edificio son dos torres adosadas) se le dio la mitad de altura para poder ahorrar en costes.

Este edificio, de la cooperativa San Isidro Labrador, fue el primer caso documentado y nos enseña que acudir a cimentaciones profundas (pilotes y micropilotes) ni es la solución, ni garantiza nada porque, sencillamente, la carstificación a mayor profundidad suele ser incluso mayor.

4.2. Recomendaciones en la cimentación de edificios

Para determinar el tipo de cimentación adecuado hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:
  • Con un preciso estudio del terreno, podremos determinar si existen cavidades, su tamaño y su localización. Sin embargo, no podremos tener la confianza suficiente que requiere la construcción de edificios, por los enormes daños humanos y materiales puestos en riesgo. Tendremos por tanto que adoptar tipos de cimentación que logren la supervivencia de la estructura en el caso de tener una cavidad natural en roca no detectada.
  • Cuanto más profunda sea la cimentación tendremos un mayor desconocimiento del terreno y el grado de carstificación de la roca puede ser superior.
  • La cimentación no puede ser totalmente superficial, porque nos encontraremos con arcilla de descalcificación sobre la que no podemos cimentar. Lo mejor es ir a una profundidad mínima de 2m, que se resuelve fácilmente con el diseño de un sótano, cuyo vaciado nos proporciona un plano de cimentación a esa cota, sin riesgo de cimentación sobre arcilla.
  • La cimentación por zapatas aisladas claramente no es conveniente, porque produce el apoyo de un pilar en una zona muy reducida, por lo que la existencia de alguna cavidad no detectada podría tener consecuencias de colapso.
  • La adopción de losas de cimentación es interesante, porque reparte toda la carga vertical del edificio en toda la superficie del solar y provoca al terreno una presión muy baja, con la consiguiente disminución del riesgo de colapso de cavidades no localizadas, por el efecto de la presión de la cimentación. Sin embargo debemos dotarla de un canto importante, calculado para que, en caso de tener una cavidad, el cimiento pueda comunicar a sus lados las tensiones recibidas “puenteando la irregularidad” como dice la buena práctica constructiva.
  • Las vigas de cimentación, son un sistema adecuado ya que, aunque transmiten al terreno una presión superior a la de una placa o losa, sin embargo esta presión es muy inferior a la presión admisible de la roca y por su gran canto, pueden puentear en buenas condiciones las eventuales cavidades del terreno.
  • Esta cimentación por vigas puede mejorarse cruzándolas en las dos direcciones para realizar una cimentación bidireccional. Tendríamos entonces el emparrillado de cimentación, recibiendo los pilares en los cruces de nervios.
Una cimentación en zona carstificada requiere por tanto, con carácter general:
  • Superficie para transmitir una tensión admisible al terreno, que debe considerar un coeficiente de seguridad muy alto, para no hacer colapsar cavidades cársticas profundas no detectadas.
  • Y canto para puentear eventuales cavidades, transmitiendo a los bordes las presiones y garantizando en cualquier escenario la supervivencia estructural del cimiento.
Las cimentaciones más adecuadas serían, por tanto.
  • Cimentación por losa rígida: Para que desde el punto de vista económico sea rentable, puede no dársele canto uniforme y realizar una losa nervada.
  • Cimentación por emparrillado rígido: De anchura de nervios suficiente para transmitir al terreno una tensión admisible.

BIBLIOGRAFÍA

- Riotinto Minera. Planos de Mina Abundancia. 
- Fotografías aéreas del “vuelo americano”. E. 1/33000. 1956. 
- INGEMISA. “Investigación geológico-geotécnica y de riesgos de El Calerizo de Cáceres”, 1984. 
- VORSEVI. "Estudio geotécnico de la parcela de la nueva iglesia de Aldea Moret", 1993.
- Gil Montes, J. “Protección y explotación racional del acuífero de El Calerizo”. Foro de los Balbos, 1989. 

[i] Encinas Guzmán, M. R. Cáceres, 1989. Tesis Doctoral. 
[ii] Gil Montes, J. “Efectos geotécnicos derivados de la sobreexplotación del acuífero de El Calerizo de Cáceres”. Almería, 1989. 
[iii] Escario experimentó con éxito en la obra del Palacio de la Diputación de Cuenca el relleno de cavidades cársticas en yesos, con este material.